martes, 31 de mayo de 2011

La «Dama» escoltada

«La dama del armiño», de Leonardo da Vinci, Palacio Real de Madrid precedida de grandes medidas de seguridad. El miércoles se inagurará la exposición donde se exhibirá esta obra maestra.
 
En la imagen, unos operarios bajan la caja donde se ha trasladado «La dama del armiño», de Leonardo.
Un embalaje considerablemente más grande para el tamaño real de esta pieza. Los flashes y las cámaras de televisión hicieron su trabajo: inmortalizar el instante en que el retrato  alcanzaba su destino. La propia Cecilia conservaría su retrato, tomado del natural, como apunta una carta que Isabella d’Este, hermana de la mujer del duque, dirigió a la propia Cecilia. Tras la muerte de la retratada, este cuadro padeció una larga peregrinación y diferentes avatares. Acabó en Polonia. Ahora, muchos siglos después de que Leonardo pintara esta exaltación de la juventud, se podrá ver en Madrid.

El detalle, ¿un armiño o un hurón?
Existen dudas. ¿Qué animal es? Durante un tiempo se puso en interrogantes, pero, finalmente, parece que existen datos, no sólo físicos, que apuntan al armiño, y no al hurón. Para empezar es una alusión emblemática a Ludovico Sforza, que fue investido en 1488 por Ferrán de Aragón, rey de Nápoles, con la condecoración de la Orden del Armiño. Segundo, «galé» en griego es armiño.

seguridad y conservación de un cuadro
Todas las obras de arte sometidas a un traslado viajan en unas cajas hechas especialmente a medidas para ellas y que las protegen de los cambios de temperatura y de humedad. El dispositivo de seguridad, aparte del instalado en la sala, cuenta, en casos especiales, como es el de «La dama del armiño», con una escolta policial. Una vez que un cuadro llega a un museo debe permanecer 24 horas en su embalaje. No debe abrirse para evitar daños y que se aclimate convenientemente. En cada traslado, los conservadores examinan siempre el estado del lienzo.

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